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From ashes...
No había podido dormir bien. No todo lo bien que hubiese querido.
Se sentó en la cama intentando pensar en aquello que llevaba días sin dejarle vivir. La habitación estaba demasiado fría y olía a cerrado, no podía pensar bien. Se levantó con pesadez intentando no tropezar con toda la porquería que había en el suelo de aquella pequeña habitación y caminó hacia la ventana. Nevaba. Había más vida en cada uno de aquellos copos que en todo su ser.
Pasó su mano por el rostro. Necesitaba un afeitado, urgentemente. ¿Por qué nevaba? ¿Qué era lo que había pensado de aquellos copos? Qué importaba… sólo son pequeños cristales de hielo. Como [Frozenhart]… ¿cómo era aquello? Vida. Sí, aquello era lo que necesitaba.
Abrió la pesada puerta corredera que se encontraba a su derecha y se dirigió a la cocina. De camino, decidió mirarse en el espejo del salón. Una cara de ojos tristes, profundamente tristes, coronada por un pelo color ceniza, a juego con el resto de su cenicienta figura en plena revolución liberal (¡Luchad contra los déspotas, hermanos!), le devolvía la mirada.
Hay que darle color a esta historia – se dijo.
Comenzó a correr intentando simular una agilidad que, a ojos de los demás, bien parecía la de un orangután cojo y por fin llegó a su meta.
Abrió la nevera como si dentro esperase encontrar el mayor de los tesoros y en seguida comenzó a prepararse el que sería el primer desayuno del resto de su vida… se sirvió un vaso de leche, lo miró fijamente… y bebió.
A veces hay que predicar con el ejemplo.
A veces hay que ser valientes...
A veces hay que vivir...
aunque sea por un día.
E'
Las cenizas suelen ser el comienzo de algo grande y maravilloso. ¿Creeis que no? pues mirad al fénix.
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