Nunca se dice lo que el corazón clama
antes de verlo huyendo, ahogando el alma
Marchitando la vida que otrora desvelara
Secretos eternos, que nunca se acaban
Cual maldición ardiente alimentando las llagas
que son castigo del cobarde que no proclama
todo cuanto uno quiere, todo cuanto se alaba,
todo por cuanto muere, todo lo que se ama.